De pequeño quería deslizarme como un negrito que salía en la tele con chamarra roja. Un negrito que, con ojos de lumbre, peleaba contra zombis retándolos con los pasos de baile más alucinantes. Después ese negrito se deslizaba dentro de pequeños que, como yo, admiraban:
1- Su rostro de porcelana estilo fantasma de la ópera
2- Sus pasos extravagantes de baile (Ya sin ojos de lumbre ni la piel morena, ni chaquetas rojas ochenteras).
3- Sus pegajosas rolitas de ciencia ficción y paz.
4- Su enorme fortuna.
Pues bien, hoy murió ese negrito de piel blanca. Ya llevaba años zombi y en lugar de cerebros chupaba, bueno, ustedes ya saben lo que chupaba.
Como cambian las cosas. Ya ni la nostalgia permanece del mismo color.