viernes, 21 de noviembre de 2008

La mujer cara de perro


(Divertido cuentito que no me deja de recordar a cierta escritora con aires de grandeza)

Del blog: bluelephant.blogspot.com
Hay una mujer en Villeurbanne con cara de perro. Vive cerca de mi casa. La veo casi a diario.

Cada vez que pasamos junto a la mujer con cara de perro le digo a Mónica «¿La viste? ¿Esta vez sí la viste?», pero Mónica nunca la ve. Siempre está mirando alguna otra cosa. Dice que son imaginaciones mías.

No ayuda que de espaldas parezca una persona normal. Ni siquiera tiene rabo.

Me pregunto qué se sentirá tener cara de perro. Cómo será vivir con esa cara.

A continuación apartes del diario de la mujer con cara de perro.

Lunes, 1980: Día normal. Cumplí ocho años. Los niños dicen que tengo cara de perro. De nuevo. Durante la cena lo comento. De nuevo. Mi madre dice que me parezco a mi padre. Mi padre dice que no tengo nada suyo.

Martes, 1986: Dos huevos. Café. Tengo cara de perro, sí. Mi madre dice que tal vez sea una enfermedad. Mi padre dice que no soy hija suya. Mi madre llora. No lo niega, sólo llora. En la escuela me dicen Laika.

Miércoles, 1990: Hoy me gradúo. Hay una fiesta pero prefirieron no invitarme. Los entiendo. Yo tampoco me invitaría a mi vida de tener la opción.

Jueves, 1994: Estaba borracha. Tamayo también. Arde.

Viernes, 1999: Llovió. El doctor dice que entiende mi indignación pero no puede hacer nada: Lo mío no es invalidante. No lo cubre el seguro. Yo sólo tengo cara de perro. Le pregunto cuánto más tengo que sufrir para que sea invalidante. Cuántos más apodos necesito para poder cambiar esta cara. El doctor me recomienda leer El hombre elefante una vez más. ¿Conté que llovió?

Sábado, 2001: Gran día. Ricardo me quiere así tenga cara de perro. Me quiere. Me escribió ayer. Me aseguró que no le importa cómo sea. Quiere conocerme. Me visitará dentro de un año, cuando termine su servicio militar.

Domingo, 2002: Ricardo dijo que nunca se imaginó que fuera así. Pensó que yo estaba bromeando. Lágrimas. Partida. Soledad.

Lunes, 2008: Mi hija, tiene solo seis años, me pregunta que por qué tengo cara de perro. Le digo que se mire al espejo antes de volver a preguntar.